La enzalutamida se describió por primera vez en 2009 como un antiandrógeno de segunda generación con mayor afinidad por la AR que
bicalutamida, y capaz de retener la actividad en presencia de una mayor expresión de AR, a menudo observada en el CaP metastásico.
La enzalutamida también impidió la translocación nuclear del AR y deterioró la unión del dominio de unión del ADN del AR a
elementos de respuesta hormonal en genes sensibles a los andrógenos (McEwan, 2013). Desde su identificación, la enzalutamida ha entrado
la clínica para uso terapéutico en varios países desarrollados. A pesar de su mayor eficacia en comparación con la bicalutamida,
la investigación aún ha revelado mecanismos de resistencia en pacientes, incluida una mutación F868L inactivante en AR LBD
(Lallous et al., 2016). La resistencia también es conferida por la expresión de variantes de empalme AR que carecen de LBD (Antonarakis et al., 2014).
También se ha demostrado que un ARN largo no codificante Malat1 impulsa la selección mediada por enzalutamatida de la expresión de AR-v7 y
La regulación a la baja de estas variantes de empalme se puede lograr mediante siRNA y el potenciador de degradación ASC-J9 (Wang et al., 2017).
También se ha demostrado que la mutación F868L confiere resistencia a apalutamida (ARN-509, Tabla 2) que actualmente se encuentra en fase III
ensayos clínicos para el cáncer de próstata resistente a la castración (Balbas et al., 2013). Aunque se informó que apalutamida tiene mayor
eficacia que la enzalutamida en modelos animales de PCa, junto con la ausencia de localización nuclear AR o unión al ADN, queda por
Habrá que ver cómo se comparará el fármaco con la enzalutamida en un ensayo a gran escala.
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